A veces, me siento así, como un bote salvavidas, aunque tal vez tan solo yo sea un bote a la deriva. Lo que ocurre es que existen muchos náufragos, muchos hombres y mujeres en busca de su isla, y se aferran a mi pensando que yo soy eso, su bote salvavidas. No soy el mejor de los botes, no estoy construido con las mejores maderas, incluso tengo alguna herida de guerra, sin embargo, pese a todas las inclemencias del tiempo …, resisto y sabéis por que? Porque no lucho contra el destino y me dejo mecer por las olas, y espero a que la tormenta pase, sabiendo, confiando, que todo pasa, todo!!!
Aún así, hay ocasiones, en las que necesito navegar solo porque yo también tengo mis tiempos, también necesito silencios y porque a veces, con las mareas, me entra agua y necesito que esa agua me la achiquen o que el sol la evapore. Pero sigo a flote, me escucho, sigo confiando, sigo siempre a favor de la corriente y eso es lo que me hace fuerte y lo que me convierte en mi propio bote salvavidas.
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